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Cincuenta años después de su boda en Kensington, el amor de una pareja se mantiene fuerte en Kensington Avenue

En Abril, Bea y David Kelley van a celebrar su 50 aniversario de boda. La pareja se conocieron como adolescentes, crecieron unos pocos bloques de uno al otro — Davis en el bloque 2800 de C Street, y Bea en el bloque 2800 de Kensington Avenue.

“Yo siempre le digo a las personas que no tengan amistades,” dijo David “Yo solamente tengo un amigo — y esa es ella. Todos los demás son conocidos.”

La avenida se ve diferente en estos días, pero cada martes, los Kelleys regresan para ser voluntarios en la tienda de Kensington — una obra de arte pública y un espacio seguro para la comunidad al otro lado de la calle de la casa de la infancia de Bea y unas pocas yardas de donde David invitó a Bea a salir. En aquel momento, la area era propiedad de Dobbins, una tienda de ropa para las mujeres y niños en donde Bea trabajaba.

“Yo supe desde el minuto que lo vi,” Bea dijo. “El era el indicado.”

La pareja se conoció en un baile en Octubre 1965 en Mastbaum High School en Frankford Avenue. Bea tenía 16 años y David tenía 17 años.

“Eso fue esa noche,” David dijo.

Comoquiera, le cogió a Dave unas parde semanas para preguntarle a Bae a salir. Cuando lo hizo, él le preguntó a través de un amigo — Joey Demuzio.

“El ni siquiera podía preguntarse,” Bea dijo.

Hasta ese momento, Bea, quien a menudo veía a David y sus amigos hangeando al cruzar la calle de su casa, cerca de Martin’s Deli en Kensington y Somerset, hizo el esfuerzo de mover las cosas a lo largo.

Bea y David Kelley posan para un retrato fuera de Martin’s Deli en Kensington Avenue el 12 de febrero de 2019. En los años 60, Martin era un lugar frecuentado por adolescentes en el vecindario. (Foto por Solmaira Valerio)

“Yo nunca la vi,” David dijo. “Entonces de repente, ella comenzó a ir y venir a Martin’s.”

Ellos se comprometieron poco después, mientras Bea todavía era senior en escuela secundaria. David le dio a Bea un anillo de compromiso- para que pudiera mostrarselo a sus amistades, él dijo.

Luego, en 1968, David fue reclutado a Vietnam. Ellos se enviaron cartas mientras David estaba desplegado, y Bea recuerda el cartero local que la evito cuando no tenía una carta de el.  

“El sabia que David estaba en Vietnam,” ella dijo. “Entonces él sabía que cada semana yo lo buscaba y decía, ‘Tú no tienes nada para mi hoy?'”

Se casaron en la duodécima iglesia presbiteriana unida en las calles Ruth y Somerset en Abril, 19, 1969- 13 días después que David regresó de una gira de un año en Vietnam.

Aunque David regresó, algunas cosas habían cambiado trágicamente desde que se había ido. Joe Lodise, quien David había pedido que fuera su mejor hombre en su boda, murió en Vietnam. Lodise era uno de los 64 hombres que fue para la escuela secundaria Thomas Alva Edison en Kensington, quien murió en esa guerra- la mayoría de las muertes de cualquier escuela secundaria en la nación.

“Sabes como hay personas que no deberían estar en ciertas situaciones?” David preguntó. “El era un niño que no debería estar en Vietnam.”

David también sufrió síntomas de estrés postraumático (PTSD)- algo que David ha trabajado con terapueta y aún hoy experimenta.  

“La semana antes de casarnos, estábamos caminando por la avenida Kensington, y un carro fracaso — yo casi salte detrás del carro,” David dijo.

David Kelley usa su sombrero de la 1st Cavalry Division en la tienda de Kensington el 12 de febrero de 2019. Sirvió en la Guerra de Vietnam de 1968 a 1969. (Foto por Solmaira Valerio)

Casi al mismo tiempo, David dijo que la transición del vecindario a un lugar que no reconoció. El noto una afluencia de drogas y uso de drogas en las calles durante los finales de los 60 y 70 — un marcado contraste con el vecindario en que crecieron.

“Si te conocí y viviste en Mayfair, y dijiste, ‘Oh, Dios mio, como no te disparan?’ — no era asi,” el dijo. “Tu dejabas las puertas abierta en esos tiempos”

Los Kelleys se quedaron en el vecindario por 20 años más ante de mudarse al noreste con sus dos hijos- David y Lisa Kelley- en 1989. Todavía ellos viven en el noeste hoy.

Pero antes que los Kelleys se mudaron de Kensington, su hija Lisa se hizo muy amiga de una chica que vivía al otro lado de la calle. Lisaś amiga luchó con una adicción al crack en los años 80 y 90, y en 2000, Lisa y su esposo tomaron la custodia temporal de sus hijos, edades nueve, diez, y doce.

Sus padres inmediatamente intervinieron y llenaron el papel de abuelos. Los de nueve y doce años vivieron con ellos dos años y medio, y el de diez años, nombrado Art (o “Artie” como lo llama Lisa), se quedo por cinco. A la edad de 15, Art ya no quería vivir con ellos, y se fue a vivir con uno de sus familiares. Lisa despues descubrio que el estaba usando drogas — el comienzo de una larga batalla con adición para el.

“Amando a Artie nos hizo abrir los ojos a cosas que probablemente no tendríamos de otra manera,” Lisa dijo.

En el 2017, Lisa inició un programa de terapia de arte llamado té y textiles con la artista Kathyrn Pannepacker, en el edificio al lado de Martin’s Deli en la Avenida Kensington. Bae y David empezaron a hacer voluntariados allí poco después, y como el destino, estaban de vuelta en el mismo lugar que David le había preguntado a Bea a salir muchos años antes. Cuando ellos empezaron a venir, Bea no se dio cuenta de que ella trabajaba en la misma tienda, Lisa dijo — fue David quien lo señaló.

Ahora, la pareja trae suministros y bocadillos al programa cada martes, ayudando con la configuración y desglose, y conversando con los participantes — muchos de los cuales luchan contra la adicción y otras cuestiones relacionadas con la salud  del comportamiento. Muchos de los voluntarios llaman a sus padres “mamá y papá,” y los participantes del programa se sienten conmovidos por la presencia de sus padres también.

Bea y David Kelley posan para un retrato en Kensington Storefront en Kensington Avenue el 12 de febrero de 2019. Los martes, trabajan como voluntarios en el Storefront para el programa de terapia artística de su hija Lisa, llamado Tea & Textiles. (Foto por Solmaira Valerio)

“Cuando ellos se enteran que ellos son mis padres, la gente dice ‘Oh, Dios mío, tienes mucha suerte de tener a tus padres aquí contigo,'” Lisa dijo. “Estas personas están saliendo de la calle para superar lo que mis padres estan aqui, tambien.”

Bea dijo que es solo su forma de “retribuir,” pero Lisa piensa que es más complicado que eso. Ella piensa que su motivación tiene más que ver con su hijo adoptivo Art, y el efecto terapéutico que tiene sobre su padre. David se queda enfrente hablando con la gente, les compra cigarrillos y tokens del metro y, a menudo, se conecta con otros veteranos que viven en la calle mientras él está allí.

“Esta es la primera vez que yo veo a mi papa abrazar a la gente,” Lisa dijo.

Durante el voluntariado, David pasa mucho tiempo afuera de la tienda haciendo conversación, algunas veces diciendo “demasiado,” Bea dijo. El se conecta especialmente con los hombres de allí, de los cuales son veterinarios.

Ha tenido un efecto terapéutico en Bea también, quien solamente quiere que la gente sepa que a pesar de sus luchas, las personas que luchan con la falta de vivienda y la adicción también son personas.

“Las personas necesitan ayuda — necesitan a alguien  que se preocupa por ellos,” Bea dijo.


Editoras: Jillian Bauer-Reese, Claire Wolters / Diseñadora: Jillian Bauer-Reese / Traductora: Solmaira Valerio