Esta carta fue escrita por Tuesday Chalmers y Kayla Hoskinson para las bibliotecas del área de Kensington. Chalmers y Hoskinson son trabajadoras de bibliotecas y miembros del sindicato AFSCME DC 47.
Las bibliotecas públicas deben ser refugios seguros en nuestras comunidades: cómodos y accesibles para todos, donde las personas puedan esperar acceder fácilmente a los servicios y recursos. Cada comunidad merece un lugar gratuito para reunirse que sea limpio y seguro, con tecnología moderna y recursos para ayudarlos a solicitar empleo, obtener ayuda con tarea después de la escuela o simplemente pasar el rato y explorar nuevos pasatiempos.
Pero en Kensington, las disparidades raciales y económicas sistémicas se reflejan en nuestros espacios públicos: bibliotecas y centros recreativos. En edificios en ruinas con tecnología obsoleta, poco personal y pocos servicios sociales, no podemos cumplir con el estándar que merecen nuestros vecinos. El aumento de $10 millones en fondos para la biblioteca propuesto por el alcalde Kenney y los $2.6 millones adicionales que acaba de aprobar el Concejo Municipal es un paso en la dirección correcta, pero no es suficiente para lo que necesitamos para verdaderamente ofrecer espacios seguros, accesibles y servicios de alta calidad en nuestras comunidades. La campaña de Friends of the Free Library para aumentar el presupuesto de la biblioteca en $30 millones fue el nivel mínimo, no el máximo. Y en toda esta ciudad, necesitamos ver un compromiso con el financiamiento equitativo de nuestros servicios vecinales y espacios públicos para mejorar la vida de los residentes.
En muchas de nuestras sucursales, la falta de inversión por parte de la Ciudad por muchos años es aparente afuera y adentro. El acceso gratuito a espacios exteriores limpios es más importante que nunca, pero muchos de los jardines de nuestras bibliotecas alrededor de Kensington no son higiénicos ni adecuados para programas al aire libre. La biblioteca se ha quedado sin los recursos para adecuadamente cuidar estos espacios, que a menudo están cubiertos de maleza y son peligrosos. En la Biblioteca de Kensington, hasta la acera está bloqueada casi a diario por vehículos estacionados ilegalmente. El contraste es claro en comparación con otras partes de la ciudad.
Dentro de nuestros edificios, luchamos por satisfacer las necesidades tecnológicas de nuestros usuarios de las bibliotecas que buscan asistencia laboral, ayuda con la tarea escolar, educación en línea e incluso impresión simple. La pandemia ha resaltado la brecha digital en nuestra ciudad, y las bibliotecas deberían estar mejor equipadas para llenar esa brecha de manera significativa, pero incluso nuestras designadas Bibliotecas del siglo XXI, como la Biblioteca Lillian Marrero están equipadas de máquinas viejas que no pueden realizar las funciones más básicas que esperan nuestros usuarios de las bibliotecas. Otros lugares, como la Biblioteca McPherson Square, solo tienen seis computadoras. El acceso a la impresión elimina las barreras para muchos habitantes de Filadelfia, pero las bibliotecas también luchan con las impresoras que con frecuencia se rompen. Por el contrario, nuestros usuarios de las bibliotecas constantemente piden y con razón esperan una impresión inalámbrica actualizada y más sencilla que no podemos ofrecer.
Según la Oficina de Servicios para Personas sin Hogar, hay 5,700 personas sin hogar en Filadelfia, lo que parece ser un pequeño porcentaje de la población de Filadelfia. Sin embargo, los vecindarios como el nuestro son más propensos a enfrentar la inseguridad de la vivienda a diario, y los bibliotecarios a menudo asumen el papel de trabajadores sociales con poca capacitación o recursos para apoyar ese trabajo esencial. Los usuarios de las bibliotecas a menudo se enfrentan a problemas como la falta de vivienda, el desempleo, la pobreza y la adicción a las drogas. Entonces, los bibliotecarios están ayudando a las personas a encontrar trabajo y acceder a los servicios sociales, sirviendo comidas, refiriendo a los usuarios de las bibliotecas a los refugios y administrando Narcan. Se necesita personal adicional, incluidos trabajadores sociales, para satisfacer todas estas necesidades. La Free Library of Philadelphia generalmente emplea a dos trabajadores sociales en la Biblioteca Parkway Central, que no es suficiente para atender a las 54 bibliotecas de la ciudad. (La sucursal de Kensington ha iniciado una relación piloto con la Universidad de West Chester que coloca a los estudiantes de trabajo social como pasantes en la sucursal, pero la pandemia ha limitado este esfuerzo). Sin estos recursos y miembros del personal necesarios, ¿cómo podemos servir a nuestros usuarios de las bibliotecas vulnerables? ¿Cómo educamos y apoyamos a nuestro personal bibliotecario?
Las opciones gratuitas, accesibles, Fuera del Horario Escolar (OST, por sus siglas en inglés) y de empleo para jóvenes son aspectos vitales de los esfuerzos contra la violencia, como lo han enfatizado repetidamente los funcionarios de la ciudad. Servicios como estos ayudan a apoyar a las familias y ofrecen alternativas a los comportamientos de más alto riesgo de nuestros niños y adolescentes. Nuestro programa extracurricular, LEAP, es un espacio gratuito en las sucursales de la ciudad que fomenta la creatividad, la colaboración y los intereses autodirigidos de los estudiantes; los líderes extracurriculares y los asistentes de liderazgo adolescente (¡sí, puestos pagados para adolescentes!) ofrecen apoyo de alfabetización, actividades STEAM y ayuda con la tarea todas las tardes. En McPherson Square, los trabajadores a menudo se asocian con nuestros colegas de Parks & Recreation, una colaboración crucial que ayuda a llegar a más participantes de LEAP. Sin embargo, LEAP se desestabilizó en 2020 cuando cientos de líderes extracurriculares fueron despedidos y el programa ahora tiene dificultades para atraer solicitantes. Trabajar para la Free Library debe ser la mejor primera experiencia laboral para los jóvenes adolescentes, y debemos hacer que esto sea una realidad ofreciendo salarios más altos y mejores beneficios para los asistentes de liderazgo adolescente y los líderes extracurriculares que han sido el pilar de este programa durante años. Para realmente avanzar en las medidas contra la violencia en Filadelfia, la Ciudad debe dar prioridad a la financiación y la dotación de personal permanente para este programa.
Incluso sin los recursos que necesitamos, los bibliotecarios se esfuerzan por satisfacer las necesidades de nuestras comunidades. Las bibliotecas del norte de Filadelfia se asocian con la Asistencia Legal de Filadelfia (Philadelphia Legal Assistance) para obtener ayuda con los desalojos, el derecho familiar y los asuntos fiscales. Los trabajadores están colaborando para crear “gabinetes de confort” almacenado con suministros básicos de higiene. A principios de 2022, la Free Library distribuyó más de 11,000 puntos de acceso a Internet y tabletas gratuitas a los habitantes de Filadelfia; estos proporcionarán Internet inalámbrico gratuito hasta noviembre de este año. Pero la Ciudad no puede seguir descuidando el mantenimiento básico, los avances tecnológicos, las prioridades de personal y los servicios populares. La seguridad y la sanación en Filadelfia comienzan con servicios y espacios públicos totalmente financiados como el nuestro.
Traductora: Mónica Perez / Editoras: Solmaira Valerio, Zari Tarazona / Diseñadora: Siani Colón
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