Bob Horn, residente de Port Richmond, creció en Kensington durante los años 60s y 70s y vivió allí durante 25 años. Lo que hace que su poema “Si pudiera pedir un deseo” sea diferente de los otros poemas / letras de canciones de Horn es que no le importaría reencarnarse y criarse en Kensington otra vez. Crecer en Kensington fue una experiencia maravillosa para él. En 1968, Horn tenía 10 años y le gusta pensar que atrapó el final de los buenos viejos tiempos. Entonces, aquí estaba él con lo mejor de ambos mundos, viviendo en la mejor ciudad de Estados Unidos y en el mejor vecindario del mundo.
Si pudiera pedir un deseo
Si pudiera pedir un deseo
Para hacer todo esto de nuevo,
Oh, Dios, por favor, con tu pequeña varita mágica,
Ponme de vuelta en Kensington.
La misma casa vieja en el medio de la cuadra,
Cuatro ventanas torcidas y una puerta que nunca cerramos.
El guardarropa del viernes por la noche, colgado en el patio.
Una camiseta de softbol del bar Ye Olde Bell.
Los tenis altos blancos Chucks con esa estrella azul brillante.
Oh, Dios, por favor, regresame a mi palacio
Y concédeme el consuelo de un hidrante abierto
En la canícula de agosto.
Pon una moneda en mi bolsillo para cuando suene la campana,
El viejo González vendiendo piragua helada.
Ambrosía de Kensington, comida digna de un rey.
Ahora sé que cuando llegue allí, todos mis amigos se habrán ido.
Espero que regresen cuando escuchen mi canción.
Un último juego de media pelota, una última caja de Smitty’s,
Y un último baile con Shirley, Marybeth y Dawn.
Reconocimiento
Gracias a Jasmine Debose por nombrar a su gato “Solace” y ampliar mi vocabulario por uno. Gracias a Nancy Ortiz por la ortografía de “Piragua”.
Traductora: Mónica Perez / Editoras: Solmaira Valerio, Zari Tarazona / Diseñadora: Zari Tarazona