El arte es nuestro lenguaje más universal y veo a la ropa como un lenguaje por derecho propio. Es un símbolo. Revela cosas sobre su mundo interno externamente. Al crecer, siempre he creado cosas. Fue lo único que me vino de forma natural, podía expandir mi mundo. No conocía el término reducción de daños cuando era adolescente, pero eso es lo que hacía habitualmente con mi arte.
Recuerdo estar muy enferma en la escuela secundaria hasta el punto en que no podía ir a la escuela. A veces, asistía al programa de artes, pero estaba confinada en casa para todas mis materias principales. Tenía un puerto y recibía infusiones para la enfermedad de Crohn en un centro de cáncer en el Hospital Chester Crozer cada dos días. Eso impactó profundamente mi vida. Tomé muchos medicamentos como Oxis, Xanax, Soma, etc. Me quedaba regularmente en el hospital.
A los 16 años, pasé un tiempo en Seashore House en el Hospital de Niños de Filadelfia. Vi a todo tipo de niños paralizados, quemados y sin miembros. Recuerdo haber hecho terapia de arte por primera vez allí. Hice terapia artística y musical junto con todo tipo de fisioterapia. Vi la importancia que tiene para la curación, no solo para mí como artista, sino para todos los pacientes. El arte está dentro de nosotros y no podemos desaprenderlo. El arte es una medicina para mí.
En casa, mi padre estaba gravemente discapacitado. Mi madre era su cuidadora y sufría de sus propias enfermedades. Mi primo, quien se crió como un hermano, murió a los quince años. Nunca hubo un descanso del dolor; era algo central en mi existencia. Ese dolor tenía que ir a alguna parte. Tenía que transformarse en algo hermoso. Una vez más, ahí es donde entró el arte y me hizo seguir adelante. Mis padres nunca limitaron mi expresión y estoy agradecida por eso. Me mantuvieron educada y mi educación me dio los recursos para contar mi historia.
Actualmente soy una artista que trabaja en múltiples medios, incluido el diseño de moda, la pintura, la palabra hablada, la animación stop motion, la fotografía, el arte digital y los murales. Recibí mi Licenciatura de Bellas Artes (BFA) de Moore College of Art and Design en Filadelfia. He trabajado en Kensington durante seis años en Papermill Art Studios y he dirigido talleres en The Kensington Storefront durante cuatro años. Kensington Storefront es un programa de iluminación del porche de Mural Arts que ofrece talleres de arte y recursos gratuitos a la comunidad. Mural Arts y Kensington Storefront me dio esta residencia de artista como una oportunidad para trabajar con miembros de la comunidad para embellecer a Kensington de una manera única.
Kensington tiene una energía, un ritmo y un dolor notable. Más importante aún, es que es innegablemente resistente. Personalmente, lucho con la depresión mayor resistente al tratamiento (Treatment Resistant Major Depression, TRMD -por su sigla en inglés-), el trastorno de estrés postraumático complejo (Complex Post Traumatic Stress Disorder, CPTSD -por su sigla en inglés-) y las enfermedades autoinmunes que causan dolor crónico. Soy una madre soltera que vive en la pobreza. Lucho por sobrevivir como mucha gente que vive en esta comunidad. También he perdido a mucha gente en Kensington por sobredosis. La adicción siempre ha prevalecido en mi vida y trabajar con personas que tienen trastornos por uso de sustancias ha sido muy sanador para mí.
Algunas personas me preguntan por qué no me voy; hay mucho trauma aquí. Sin embargo, siento un sentimiento de lealtad hacia este vecindario. Sé que tengo algo que ofrecer aquí. Mi experiencia en Kensington ha sido transformadora, especialmente trabajando con personas que viven sin hogar. He enseñado arte como una forma de reducción de daños y realmente me he centrado en abogar por las personas con las que trabajo. Amo este vecindario porque revela constantemente las profundidades del espíritu humano.
Una de las formas en que he utilizado el arte como una forma de reducción de daños es a través de Streetwear for Survivors, un proyecto que formaba parte de mi residencia en Kensington Storefront. A través de ese trabajo, hice una línea de ropa para la comunidad que se inspira en la comunidad.
Streetwear for Survivors es más que el streetwear regular. Es ropa de arte. Pienso en la ropa, especialmente desde que he estado trabajando con gente que vive sin hogar, como escudo. Cuando ves a la gente literalmente rezando por ropa, realmente comprendes lo importante que es la ropa. Necesitamos ropa como necesitamos comida y agua. Nuestro gobierno no reconoce eso. Le dan a la gente cupones de alimentos, pero se olvidan de que la gente también necesita ropa.
A veces, la gente de Kensington recibe ropa usada. Si tienen mucha suerte, pueden conseguir algo nuevo. Sin embargo, nunca los he visto obtener algo específicamente diseñado para ellos.
Los inviernos aquí están muy desesperados por nuestra comunidad sin hogares y definitivamente es traumático para los residentes vivir entre todo ese dolor. Esta colección fue hecha para la primavera. Se trata de renacimiento. Un ritmo recién descubierto. Hay vitalidad. Se consideró todo: la textura, el color y el movimiento. Lo más importante es que me concentré en la comodidad y la protección. Por eso hice máscaras que combinan para proteger a las personas del COVID-19.
El diseño de las piezas es como la poesía y la narración. Están hechos en oración para que quien los use esté protegido y encuentre consuelo dentro de ellos. Al igual que cuando crecí, mi familia italiana y yo siempre teníamos que usar cuernos, un talismán italiano que se usaba para protegerse contra el mal de ojo. Pensé en la ropa como un símbolo de protección. Al menos, ese era el amor y la motivación que entrañaba el trabajo. Esta colección me llevó seis meses para hacerla.
Supervivientes en la pasarela
El desfile del 22 de mayo en The Love Lot fue la culminación de mi residencia de artista donde revelé mi colección. Tenía la intención de unir realmente a la comunidad y fue un éxito. Todo lo que imaginé que sería. Los modelos e invitados incluyeron personas sin hogar y residentes, así como defensores que han trabajado en Kensington. Algunos de los modelos que elegí fueron por sus historias de supervivencia. Cada uno de ellos tenía una fuerza y una belleza notables, así que quería que se sintieran realmente reconocidos.
Entre ellos se encontraba la rapera Bianca Rivera, y un poeta que se conoce como CRIP que actuó y modeló. La residente, artista y activista de Kensington desde mucho tiempo Marilyn Rodríguez también fue una de las modelos. Realmente se robó el espectáculo mientras bailaba arriba y abajo de la pasarela, llevando a los niños del público al escenario.
También fuimos bendecidos con la actuación de la poeta de renombre mundial Ursula Rucker y su increíble compañero musical Miles Butler. Juntos son una fuerza. Te dejan con un verdadero sentido de esperanza y empoderamiento.
El espectáculo también incluyó a los artistas Anthony Carlos Molden, Leon Rainbow y John C. Zerbe haciendo arte en aerosol. Los niños también estaban creando sus propias obras de arte en aerosol y grafitis. Me alegró mucho ver a tantos niños en la audiencia que estaban tan entusiasmados y realmente se convirtieron en parte del espectáculo. Fue una hermosa velada.
‘No hice ropa para ninguna persona específica, pero sí la hice para los sobrevivientes’
Después del espectáculo, las piezas de ropa fueron donadas y divididas en toda la comunidad, tanto para los residentes como para la comunidad sin hogares.
Mientras trabajaba, pensé en la trabajadora de la calle que podría regresar de una cita o incluso de una agresión sexual, como hacen muchas de mis amigas, y que tendría la oportunidad de cambiarse de ropa y vestirse con uno de mis kimonos. Poder tener otro atuendo para cambiarse, para derramar esa sensación en su piel.
Pensé en una madre que ha tenido un día lleno de preocupaciones y solo necesita envolverse en algo reconfortante para que tal vez pueda dormir. La persona que camina por la calle quién podría sentirse un poco más orgullosa ese día. Tal vez hayan tenido la misma ropa durante una semana y puedan cambiarse a una de mis piezas.
Hice cada pieza recordando a las personas que conocí aquí y sus historias. No hice ropa para ninguna persona específica, pero sí la hice para los sobrevivientes. Gente que realmente sigue adelante a pesar de todo en su contra. Personas con espíritus notables.
Me siento realmente bendecida por haber tenido esta oportunidad de mostrarle a la comunidad de Kensington lo agradecida que estoy con las personas que han compartido sus historias conmigo y me inspiran todos los días.
Traductora: Marian Ayala / Editora: Solmaira Valerio, Zari Tarazona / Diseñador: Henry Savage
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