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Las nuevas instalaciones de vivienda para veteranos en Kensington alivian la presión para que los residentes puedan concentrarse en sus pasiones

Cuando era niño, Harry Wilson amaba la escritura. Pero después de alistarse en el ejército en 1972, comenzó a escribir cada vez menos con el tiempo.

“Para todos nosotros, escribir es muy importante para conectarnos, nos puede enseñar a amarnos uno al otro”, dijo Wilson.

Wilson es uno de los aproximadamente 60 veteranos que viven en Edison 64, una instalación de viviendas para veteranos y un centro multiservicio que fue abierto en el verano pasado en Fairhill en las calles 7th y Somerset. El edificio solía ser Thomas Edison High School, cual perdió a 64 estudiantes en la Guerra de Vietnam, la mayor cantidad de muertes de una escuela secundaria en todo el país.

Edison 64 es supervisado por el Centro de Servicios Múltiples para Veteranos (VMC), una organización sin fines de lucro en North 4th Street que brinda a los veteranos asistencia para vivienda, empleo y beneficios. En el centro, los proveedores de atención médica como Kathy Salerno trabajan en el lugar todos los días de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. para proporcionar servicios de administración de casos, programación de citas y transporte.

“En realidad estamos brindando todos los servicios desde adentro”, dijo Salerno, directora de servicios para personas sin hogar de VMC. “Esta idea de servicios internos todos los días es increíble”.

Para Salerno, que asistió a Kensington High School durante la Guerra de Vietnam, es una circunstancia que ella describe como “haber cerrado el círculo”. Ella recuerda claramente las caras horrorizadas de sus compañeros de clase cuando recibieron sus papeles de reclutamiento. Hoy, ve a algunos de los hombres con los que creció accediendo a sus beneficios en Edison 64.

Según Salerno, la instalación tiene como objetivo aliviar la presión de los veteranos para que consentren su energia en actividades que les apasionen, como Wilson y sus escritos.

El veterano Harry Wilson escribe en su escritorio en su apartamento en Edison 64, una nueva instalación de viviendas para veteranos en las calles 7 y Somerset. (Foto por Erin Blewett)

Wilson, que ahora tiene 67 años, comenzó a abusar de las drogas y el alcohol durante los años 70 como un joven oficial de policía del Ejército. Luchó para superar su adicción hasta más adelante en la vida.

“Consumir drogas es como jugar a la ruleta rusa, es como atravesar el valle de la sombra de la muerte”, dijo Wilson. 

En 1984, Wilson no tenía dónde vivir. Estaba rezando en una colina en Washington D.C. cuando escuchó a un ministro preguntar si alguien necesitaba un trabajo. Aceptó su oferta y comenzó a sanar.

“Creo que fue una experiencia en mi vida que me dio un despertar espiritual, que hay algo más grande que yo, que necesitaba en ese momento”, dijo Wilson.

A partir de ese momento, Wilson continuó a buscar recursos que pudieran ayudarlo a crecer. Su proceso de recuperación no fue inmediato; tomó algún tiempo. A mediados de los noventa, encontró refugio a través de varias organizaciones religiosas. Encontró el VA en Coatesville unos años más tarde.

Luego, el VA lo ayudó a mudarse a una instalación de vivienda en el sur de Filadelfia cerca de su familia y amigos de la infancia. Este septiembre pasado, se mudó a Edison 64 con la ayuda de VMC. Sin su red de servicio veterano, Wilson dijo que “tal vez ni siquiera esté aquí hoy”.

El veterano Harry Wilson posa para un retrato en Edison 64, una nueva instalación de viviendas para veteranos en las calles 7th y Somerset. (Foto por Erin Blewett)

Hoy, Wilson tiene 21 años de sobriedad. También ha reavivado su pasión por la escritura, que según él lo ayuda a procesar sus sentimientos. Y ahora su escritura está recibiendo cierto reconocimiento: una compañía editorial está interesada en uno de los cuentos para niños, al que llamó “My Beautiful Baby Girl”.

Ahora que su historia está casi terminada, Wilson quiere comenzar a leerles a los niños locales en la biblioteca y solicitar fondos para imprimir su trabajo para poder donarlo a las escuelas locales. También le gustaría comenzar a leer más, lo que, según dijo, también lo ayuda a procesar sus emociones.

“Quiero, sabes, llegar a un punto en el que pueda sentarme y leer literatura”, dijo Wilson. “Tengo sentimientos cuando leo una buena historia”.

Pero al igual que otros aspectos del viaje de Wilson como veterano, se da cuenta de que cumplir sus objetivos tomara algun tiempo.

“Es casi como si tuvieras que aprender de nuevo, tu cerebro tiene que comenzar a pensar y dejar de reaccionar”, dijo. “Tienes que volverte un poco más completo otra vez porque estás fuera de control”.


Editora: Jillian Bauer-Reese / Diseñadora: Jillian Bauer-Reese / Traductora: Diana Cristancho