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‘Se necesita un pueblo para criar a un niño, y nunca quiero que mis hijos tengan las mismas experiencias que yo tuve’.

Mi nombre es Zaraiah King. Tengo 27 años, soy madre de dos hijos y me gradué de la escuela preparatoria Mastbaum. Mi familia es originalmente de Brooklyn, Nueva York. Nos mudamos a Filadelfia cuando estaba en séptimo grado. Fue un gran cambio para mí. Todo era diferente, desde la jerga, la forma en que actuaba la gente e incluso hasta la forma en que la gente se vestía eran experiencias nuevas para mí. Siempre sentí como que tenía dificultad en encajar socialmente debido al hecho de que era muy diferente de todos los demás que nacieron y crecieron en Filadelfia. 

Cuando me aceptaron en Mastbaum, estaba emocionada porque había escuchado muchas buenas críticas sobre la escuela preparatoria. Desafortunadamente, mi experiencia fue muy diferente de lo que esperaba. Aunque estoy muy agradecida de haber salido de la escuela preparatoria con buenas notas, había muchos niños sin inspiración y, peor aún, profesores sin inspiración. Parecía que muchos de los profesores trataban la enseñanza como un trabajo y no como una pasión. Aunque, hubo un pequeño grupo de maestros que marcaron la diferencia en cómo me veía a la escuela y a mí mismo. 

Tuve el placer de conocer a mi maestra vocacional, quien enseñó mi clase de taller en diseño gráfico, ¡y estaba animada por ir a esa clase todos los días! Desafortunadamente, ella se fue de la escuela después de mi primer año asistiendo a clases de taller. Durante el resto de mis años en la escuela preparatoria, tuvimos un profesor sustituto de diseño gráfico, lo que significó que no aprendimos mucho sobre nuestro oficio. Había tanto conocimiento que me perdí porque no teníamos un maestro real que nos enseñara lo que se suponía que debíamos saber sobre el oficio. Todavía hago diseño gráfico, pero aprendí mis habilidades actuales por mi cuenta, después de graduarme porque nos privaron de eso. 

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Un gráfico diseñado por Zaraiah King, inspirado en su signo zodiacal. Como estudiante de secundaria, King esperaba ir a su clase de diseño gráfico todos los días. (Imagen cortesía de Zaraiah King)

Tampoco había un grupo específico de personas en la que sintiera que encajara, así que no conocí a muchos amigos mientras estaba en Mastbaum. Con la falta de popularidad que tenía, me concentré en lo que tenía que hacer para graduarme, lo cual fue algo positivo, pero me perdí de ser un adolescente normal y crear recuerdos con amigos. 

Sé con certeza que Mastbaum no nos proporcionó una educación de alta calidad ni el apoyo suficiente. Muchos de nosotros ni siquiera asistimos a la universidad. Nunca hubo un consejero caminando por ahí, tratando de ponerse en contacto con los estudiantes para ver si todo nos iba bien en nuestras vidas o con nuestros planes futuros. Uno solo no va a encontrar la oficina de los consejeros y hacer preguntas que ni siquiera sabe hacer. Como adultos jóvenes, necesitábamos que nos guiaran y no había nadie que nos guiara a los 16 o 17 años. Definitivamente siento que era su trabajo llegar a todos los estudiantes y ellos no hicieron eso, ya sea que los estudiantes escucharan o no, ni siquiera lo intentaron. 

Sinceramente, creo que el liderazgo y el personal de Mastbaum carecían de pasión. Muchos profesores han sido profesores por años y, después de cierto tiempo, parecía que simplemente estaban agotados. Durante mi último año, un maestro me dijo que los adolescentes que se gradúan de Mastbaum y que iban a la universidad probablemente tendrían que tomar clases de recuperación en el verano porque ni siquiera estaríamos en los niveles básicos necesarios para las matemáticas y la lectura universitarias. Tenía razón, al menos para mí. Tuve que tomar clases de inglés de recuperación antes de poder tomar una clase de inglés de nivel universitario. En general, asistir a Mastbaum no me preparó para la edad adulta, la universidad, los trabajos, ni siquiera la vida en general. 

Aún así, me gradué con honores de Mastbaum, fui a la universidad comunitaria por algunos semestres y obtuve mi certificación de técnica de farmacia. Nunca fue mi pasión ser técnica de farmacia. Siempre me interesó la creación y el diseño gráfico, pero elegí ese camino para ganar dinero un poco más rápido. Todavía estoy muy orgullosa de mí misma porque estoy bien y tengo una hermosa familia a la que cuido. Me mantienen motivada y ahora estoy muy involucrada en la educación de mis hijos. 

htmEncontrar una buena escuela para mis hijos siempre ha sido muy importante para mí. Es importante que me guste y que los maestros, el director, los consejeros, incluso las damas del almuerzo y los conserjes, estén involucrados en proporcionarles a mis hijos la oportunidad de un futuro brillante. Se necesita un pueblo para criar a un niño, y nunca quiero que mis hijos tengan las mismas experiencias que yo tuve. Mi experiencia en Mastbaum no fue horrible, pero definitivamente podría haber sido mejor.


Traductora: Marian Ayala / Editora: Marian Ayala, Solmaira Valerio / Diseñador: Henry Savage

Si está interesado en compartir sus experiencias con las escuelas de Kensington, envíe un correo electrónico a editors@kensingtonvoice.com, y consideraremos publicarlo en nuestra sección Voces.